¡Huyó tu aliento!
Se esfumó en el aura.
No pude alcanzar tus pisadas,
sombras que la luz deshace
en la madrugada. Tu silencio
me aturdió con dureza y saña.
¡Inercia, congoja!
¡Desaliento, angustia!
Te busqué en mis recuerdos.
No te anhelaron mis besos,
no te buscaron mis manos.
Mis pechos no se sintieron
sedientos de tus abrazos.
El amor se ahogó adentro.
¡Ya basta! ¡Detente!
¡Calla, enmudece!
Es hora de abrir tus alas de nuevo.
Me encanta el imperativo con que la palabra se hace eco.
ResponderEliminarMe encanta el imperativo con que la palabra se hace eco.
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