Vagas perdido en la madrugada,
niño grande con ojos sin alma.
La cruel maraña de tu pasado
te enloquece, condena y ata.
Mas un asomo de la cordura,
brilló en tus ojos aquella noche
en que tus manos desiertas, faltas
de amores, por mí caminaban.
Prendí con mis besos tus ilusiones,
recorrí caminos despacio y de prisa,
vestida de rocío, calzada de plata.
Pero el brillo aquél, de tus ojos escapa.
Quedas de nuevo sumido en recuerdos,
vanas añoranzas, sediento de abrigo,
apagando las llamas. Huyes, te alejas,
en medio del desvarío, mirando al vacío,
con los ojos abiertos pensando en la nada.
Dejaste en mi regazo muerta la esperanza.
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